viernes, 26 de agosto de 2011

“El coño la Bernarda”


Me gustaría que alguien nos explicara los motivos por los que se ha consentido que, durante al menos cinco noches y en un horario en el que en cualquier ciudad de España se prohiben y multan los ruidos, unos tipos con bombos, tambores y demás instrumentos capaces de producir ruido, hayan estado "operando" impunemente en una playa urbana como es la de La Ribera. En cualquier punto de nuestra geografía las ordenanzas municipales ponen especial énfasis en la contaminación acústica y les aseguro que el estruendo de tambores desafinados y nada rítmicos, ni era alarde musical, ni bella sinfonía, ni nada similar a las actuaciones de tantos estudiantes de los Conservatorios que sacan sus instrumentos a las calles en horas de comercio para apañar conciertos en las aceras y levantarse unos eurillos. Lo que han-hemos "soportado" en la calle Independencia ha sido un sufrimiento auditivo resultado de una actividad ilegal y profundamente molesta, que ha molestado a los vecinos y aún más a los trabajadores de este diario ya que el nivel de quejas ha sido tal en la centralita que tuvimos que llamar al 112 y que nos remitieran a la Policía Local para acallar a esos energúmenos y lograr que dejaran de dar el coñazo.

Porque ¿Que se han creído los de los tambores que es Ceuta? ¿El coño la Bernarda? Llegan porque a ellos les da la gana a una playa urbana flanqueada por viviendas, les entra la paranoia de la capoeira o del ritmo africano o caribeño o lo que se les pase por el caletre y todos a una, sin pararse a pensar en el descanso de los vecinos, se lían a aporrear los tambores con un discutible sentido del ritmo y traman algo similar a aquellas "caceroladas" que liaban los pobres argentinos cuando les arruinaron con "el corralito". Quienes han llamado al periódico no sabían si los de los tambores estaban percutiendo como posesos para quejarse por algo, o si les había entrado "un repente", o si era un tema de incivismo puro y duro, o si eran los zarrapastrosos del 15 Mierda, o si estaban protestando por los apagones. Es más, uno de los rabiosos vecinos que alertó a este diario pensaba que eran una especie de "cobradores del frak" que estaban acosando a algún moroso con una "tamborada" como las que hacen en Calenda y vienen los turistas a echar fotos de tanto personal pegando a la tripa del tambor. Lo de Aragón es fiesta típica, lo de aquí coñazo atípico, en Aragón genera ganancias y los de aquí pérdidas porque la gente se tiene que comprar tapones para los oídos y también ansiolíticos. Y además de tocar muy mal, los aspirantes a músicos se veían inasequibles al desaliento porque hacían oídos sordos a las recriminaciones e insultos, o lo mismo no es que se hicieran los sordos sino que no escuchaban las palabrotas ensordecidos por su desafinado estruendo. ¿Y es que en tantas noches de molestias no ha acertado a pasar por la playa de la Ribera ni un solo vehículo policial con el medidor de decibelios? ¡Pues que suerte para los tamborileros! Porque en la Península te sacan el puto medidor de ruidos hasta cuando estornudas dentro de un autobús ¡Y vengan multas! Tuvimos que llamar a la policía y debieron intervenir porque los de los bombos silenciaron su ruidosa actividad para alivio y refocile del vecindario que se estaba volviendo aprensivo porque decían que les resonaban los tambores en la barriga ¡Pumba, pumba, pumba! Pura contaminación acústica a cualquier hora del día y la opción de que los tamborileros se vayan en medio de un campo, sin ni una sola casa en leguas y se líen a pegar golpes y a imaginarse que hacen música y así consideran sus deplorables redobles. Pero el hecho es que han sido muchas las noches conmocionadas por el estruendo ¿Y que se han creído que es esta ciudad? ¿El coño la Bernarda?
 


Autora: Nuria de Madariaga

Publicado en el Pueblo de Ceuta: http://www.elpueblodeceuta.es/201108248116.html

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