domingo, 11 de octubre de 2009

La guerra del ruido

 

No son pocas las quejas vecinales en nuestra ciudad de los grupitos de jóvenes que se reúnen hasta altas horas de la madrugada junto a las ventanas de dormitorios, de la explotación de terrazas y veladores,  de botellón, etc., que contaminan acústicamente los hogares. Hasta ahora, dependiendo del caso, existía indefensión por parte de los sufridores, ya que la actuación policial solo se puede limitar a lo regulado en normas locales, reglamentos y leyes, siendo en muchos de los casos insuficiente o no se encuentra reglamentado, como por ejemplo gritar, vociferar o cantar en la vía pública.

Ante esta inquietud, un ingeniero Howard Stapleton después de sufrir una conducta antisocial de un grupo de jóvenes ideó en 2005 un dispositivo electrónico llamado “El Mosquito”, conocido como Beethoven en  Francia y en España está siendo conocido como el mosquito antibotellón. Su funcionamiento consiste en la emisión de un sonido molesto a una alta frecuencia, su nueva versión tiene dos ajustes de frecuencia, uno de 17,4 hHz, que solo es percibido por los menores de 25 años debido al fenómeno de la presbiacusia (pérdida progresiva de la capacidad de oír altas frecuencias) y otro a 8 kHz que es percibido por la mayoría de la gente, pudiendo alcanzarse 108 dB.
La polémica del mosquito se encuentra en que ya hay países que permiten su uso y otros lo han prohibido, que no existe ninguna norma europea que lo regule y que según los afectados podría vulnerar el artículo 8 y 14 de los Derechos Humanos, ya que según ellos se les viola su derecho a reunión y  su derecho a no ser discriminado por su edad, ya que solo afecta a las personas que no padecen presbiacusia, ¿pero donde quedan los derechos de los afectados por esas actividades como son el derecho a disfrutar a un ambiente agradable en el domicilio, el derecho a la intimidad en el hogar y el derecho a la salud? En España como la legislación es muy permisiva en materia de ruidos, no hace falta comprarse un dispositivo mosquito, con que se tenga un amplificador, un altavoz y se descargue uno de los tonos de frecuencia descritos anteriormente de internet, ya tiene su propio mosquito casero.   
El sonido como arma no es algo que surge con el ingeniero inventor del mosquito, ya anteriormente otro inventor se fijó como un cangrejo para cazar a su presa utilizaba sus pinzas haciéndolas chocar a mas de 200 km/h y la frecuencia que transmitía ese sonido lo aturdía, momento que aprovechaba para apresarlo, inspirándose en dicho animal creó un arma sónica, que en su puesta a prueba fue capaz de tumbar a un toro de más de 500 kg. Esta arma ha sido utilizada por los ejércitos, como el de los americanos en la guerra de Irak o en Israel conocido como “El Grito”, siendo capaz de disolver multitudes, desalojar edificios y repeler intrusos. El arma sónica, cuando se creó, la idea era defensiva, me explico, fue conocida la noticia a nivel internacional como una lancha kamikaze, pilotada por terroristas, cargada de explosivos atentó contra un barco estadounidense que se encontraba atracado en el puerto de Yemen, ahí empezó a gestarse la idea de la creación de una arma defensiva, que protegiera a éstos barcos de ataques terroristas, creando los conocidos cañones acústicos. Éste método, también fue adoptado por los cruceros lujosos ante el crecimiento del fenómeno conocido por todos como es la piratería, ya que al fondear en el mar, eran propensos a este tipo de ataques, que por cierto, podría ser una opción a disponer para nuestros barcos pesqueros ante el acoso constante de los piratas.

Escrito por Juan Francisco Vega Romero

http://www.elfaroceutamelilla.es/content/view/40361/143/