lunes, 1 de marzo de 2010

CARA A CARA; CNN+

VIDEO DE PARTE DE LA ENTREVISTA DEL PROGRAMA CON INGNACIO SÁENZ DE COCULLUELA, PRESIDENTE DE PEACRAM (PLATAFORMA ESTATAL CONTRA EL RUIDO Y ACTIVIDADES)

http://videosascorce.blogspot.com/2010/02/cara-cara-con-ignacio-saenz-de_28.html

 

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El efecto ratonera

 

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Escrito por Septem Nostra

sábado, 27 de febrero de 2010

Desde hace algún  tiempo la directora de este rotativo viene utilizando una expresión que refleja perfectamente lo que sucede en nuestra ciudad: Ceuta se ha convertido en una auténtica ratonera. Una de sus manifestaciones más evidentes tiene que ver con unos problemas de tráfico que se han convertido en crónicos, agravados por las continuas restricciones en el paso fronterizo del Tarajal. Las colas que se formaron en la “Carretera Nueva” fueron de tal calibre, en los primeros días del pasado mes de enero, que la fila de coches llegó hasta las Murallas Reales. Este hecho, además de provocar la lógica desesperación de los conductores, supone un grave contratiempo para el acceso a un equipamiento tan básico como el Hospital. Afortunadamente, cuando estos colapsos circulatorios tuvieron lugar el nuevo hospital aún no alojaba a enfermos ni se había trasladado el servicio de urgencia. No obstante, los problemas de acceso siguen sucediendo, lo que ha provocado la queja de los usuarios del hospital, así como de los servicios públicos de transporte (taxis y autobuses). Unos usuarios, ya sean pacientes o familiares, que tienen serias dificultades de llegar a un hospital situado en el extrarradio de la ciudad y con unos accesos caracterizados por fuertes pendientes. Hace falta, desde luego, garantizar un acceso fluido al nuevo hospital,  sobre todo de las ambulancias, y por supuesto de los usuarios. La idea que se barajó en la campaña electoral de construir un tranvía que comunicara con el hospital y las numerosas viviendas que se están instalando en su alrededor puede que resulte una solución satisfactoria. Para ello se podría aprovechar el trazado del antiguo ferrocarril que comunicaba Ceuta con Tetuán.

Los problemas circulatorios de los que estamos siendo testigos en estas últimas semanas son tan sólo un síntoma de un colapso general de un territorio incapaz de soportar una desproporcionada presión antrópica. La superación de la capacidad de carga ecológica de nuestro territorio se hace visible de múltiples formas: altos  niveles de contaminación acústica, desaforada cantidad de residuos,  hacinamiento, conflictividad social, desempleo estructural, etc….El desequilibrio es más que evidente y las necesidades de espacio son apremiantes. Por eso resulta harto complicado encontrar una parcela pública en la que poder construir nuevos centros educativos, equipamientos sanitarios o infraestructuras medioambientales.
En Ceuta, más que en ningún otro lugar, sería necesario desarrollar una planificación regional. Algo que resulta muy difícil, por no decir imposible, al ser frontera con un país totalmente cerrado a colaborar con Ceuta. En otras circunstancias se podrían compartir ciertas infraestructuras a nivel supramunicipal, como es habitual en el resto de España, donde los municipios se agrupan en consorcios para construir y gestionar instalaciones dedicadas a la depuración de las aguas residuales o al tratamiento de los residuos, entre otras. En nuestro caso tenemos que asumir de manera autónoma la dotación de este tipo de infraestructuras con un alto coste económico y medioambiental, ya que suelen requerir amplias superficies de terreno. Fíjense en el enorme bocado que se le ha tenido que dar al Monte Hacho para ubicar la futura EDAR.
En otras circunstancias, como ocurre en la cercana ciudad de Cádiz, la incapacidad de expansión urbanística lleva a la reinstalación de la población en municipios próximos como San Fernando, aunque a diario se desplacen a la capital gaditana para su trabajo. Todo ello permite aliviar la presión urbana en Cádiz, así como facilitar una ordenación territorial equilibrada en esta región. Por desgracia, en Ceuta, siendo una de las ciudades de España con mayor densidad de población, no podemos contar con una “válvula de escape” a la enorme presión que soporta un territorio de apenas diecinueve kilómetros cuadros. Nuestra ciudad no deja de congestionarse a un ritmo descontrolado debido a una serie de cuestiones: los intereses del sector inmobiliario, el continuo flujo de personas del cercano reino de Marruecos que se instalan en nuestra ciudad atraídas por las mejores condiciones de vida que se disfrutan en Ceuta y el propio crecimiento vegetativo de la población ceutí. En cuanto al primero de estos factores, la propia administración autonómica está interesada en favorecer el crecimiento urbanístico con el fin de garantizar nuevos ingresos en forma de impuestos municipales, cayendo en una espiral de consecuencias imprevisibles. Por otro lado, la llegada a Ceuta de extranjeros que se implantan en nuestra ciudad por motivo de matrimonio con ceutíes o huyendo de la pobreza colapsa barrios densamente poblados, incrementado el hacinamiento en estos sectores de la ciudad y, en muchos casos, la proliferación de construcciones ilegales. Al mismo tiempo, la capacidad de integración socioeconómica de estos extranjeros está ampliamente superada, agravando los desequilibrios sociales que definen la realidad ceutí.
El agravamiento de la crisis global (climática, medioambiental y financiera) que se atisba en el horizonte pondrá en serias dificultades la supervivencia de ciudades con fuertes desequilibrios ecológicos, como es el que caso de Ceuta. Como ha declarado recientemente el geógrafo Jared Diamond, si la economía mundial sufriera una nueva recaída o se diera una situación de colapso por el agotamiento de recursos naturales vitales como el petróleo, como prevén algunos informes solventes, sólo los países menos industrializados que aún dependen de la explotación de sus propios recursos (agua, explotaciones agrícolas, etc…) tendrían alguna posibilidad de sobrevivir. Por el contrario, ciudades como Ceuta, sin territorios fértiles para la agricultura, fuentes naturales de agua o energías renovables, requerimientos básicos para una economía de subsistencia, las soluciones pueden resultar difíciles. Actualmente, todo nuestro sistema se mantiene de manera artificial, dependemos de una depuradora para el abastecimiento de agua potable, de una central eléctrica diesel y de un continuo flujo de materiales exógenos.
Podemos afrontar el futuro de dos maneras: seguir como hasta ahora, ignorando la crisis planetaria o trascender hacia otro tipo de sociedad, mediante una metamorfosis similar a la que nos referimos en una colaboración anterior. El camino sin duda va  a ser duro, los sacrificios van a ser importantes, y el inicio del camino hacia el decrecimiento no puede demorarse más, empezando por los propios niveles de población. El cambio puede gradual, como promueven desde el movimiento “Transitional Town”, o radical, empujado por las circunstancias. De nosotros depende.

http://www.elfaroceutamelilla.es/content/view/45242/143/