El ruido quita el sueño a demasiados aragoneses. La última encuesta de Salud del INE acaba de estimar que 90.000 aragoneses viven en sus hogares «muy expuestos al ruido» y que 215.300 están «algo expuestos», lo que suman más del 25% de los ciudadanos que viven en esta Comunidad. A la vez, según informó ayer el presidente de la Plataforma Estatal contra el Ruido (Peacram), Ignacio Sáenz de Cosculluela, «los estudios muestran que por cada decibelio que sobrepasan los niveles de una conversación normal, aumentan un 5,3% las urgencias hospitalarias».
Ante este panorama, que en lo que afecta a Aragón la perspectiva además no es positiva, la empresa aragonesa Pikolin se ha unido al prestigioso médico estudioso del sueño, el doctor Eduard Estivill, para analizar los efectos que tiene para los ciudadanos el problema del ruido ambiental en la calidad del sueño.
«El 26% de la población mundial está expuesta a ruidos muy superiores» a los que un oído sano puede soportar, explicó el director general de Pikolin, Antonio Montiel, con datos de la Organización Mundial de la Salud. «Un trastorno del sueño implica menos descanso y por tanto menos salud», resaltó. Montiel indicó que en esta tercera convocatoria de la Campaña por la Salud Acústica que impulsa esta empresa aragonesa, «hemos apostado por sacar a la calle una unidad del sueño para analizar cómo afecta el ruido ambiental».
El doctor Estivill incidió también en que frente a los análisis sobre la incidencia del ruido en el sueño hechos hasta ahora en España, esta vez se había sacado la unidad del sueño de los laboratorios para llevarla a un escenario «real». Como explicó el autor del libro 'Duérmete Niño' en el que explica el conocido como 'Método Estivill', el experimento consiste en situar «a una persona que no tiene ningún problema de sueño» en uno de los puntos con más ruido ambiental de España. En concreto, Pikolin ha situado una habitación en medio del Paseo de la Castellana de Madrid, junto a un gran centro comercial y a pocos metros de una parada de autobuses por la que pasan más de cinco líneas.
La clínica que dirige el doctor Estivill ha elegido a un voluntario que durante el día hará su vida habitual, pero que por la noche acudirá a dormir a esa habitación (es como una amplia caseta de obra, pero decorada como una habitación y construida con materiales que hacen que entre el ruido al mismo nivel que si fuese una casa normal). Esta persona estará conectada a un ordenador durante toda la noche, que medirá diferentes niveles. Durante el día deberá responder además a cinco test diferentes cada una de las jornadas. Ambas fuentes de datos servirán para testar los efectos del ruido de la calle en el sueño y llegar a unas conclusiones, que presentarán al acabar el experimento, dentro de una semana.
Irritabilidad y mal humor
«Cualquier ruido ambiental afecta a nuestro sueño», indicó Estivill, quien resaltó que «impide entrar en un sueño profundo, lo que genera cansancio, irritabilidad y mal humor». Por lo demás, explicó que la persona seleccionada ya ha sido monitorizada en su casa durante días previos para analizar la calidad de su sueño, que se considera «normal» y poder compararla. El experimento que se hace en esta innovadora unidad del sueño callejera durará una semana. Según adelantó Estivill, es previsible que el carácter y la capacidad de la persona que se somete a este test cambie durante este tiempo, aunque la duda es conocer hasta qué punto.
Fuente: heraldo.es
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