miércoles, 9 de septiembre de 2009

Del botellón a la rebelión

 

Según definición de  la Real Academia Española de la Lengua Española “rebelión” se define como: “Delito contra el orden público, penado por la Ley ordinaria y por lo militar, consistente en el levantamiento público y en cierta hostilidad contra los poderes del Estado, con el fin de derrocarlos”.
Estos días hemos podido ser testigos a través de los medios de comunicación nacionales de lo ocurrido en Pozuelo, una vergüenza para todos los españoles y la vergüenza de Europa. Digo bien, una vergüenza para todos nosotros, porque lo ocurrido en esa ciudad de España, no es diferente a lo que ocurre en otros lugares de nuestro país. Las imágenes que hemos visto de unos individuos amedrentando, apedreando, insultando, acosando a la policía, así como el intento de asalto a una comisaría de la policía era algo inimaginable en mi cabeza, yo veía normal este tipo de patrañas en países incivilizados e inestables, pero nunca que ocurriera en mi país, ¿si la policía es incapaz de defenderse, quién protege al ciudadano?

El botellón en Ceuta, como ya he manifestado en otros escritos que han salido publicados, no es un fenómeno nuevo inventado por esta generación de jóvenes, pero lo más preocupante es que se han cambiado los hábitos de las bebidas, lo que antes era las litronas y calimochos, ahora son pelotazos de whiskies, ron, ginebra, vodka, etc., es decir, bebidas de alta graduación, además de combinarlos con drogas denominadas “blandas” como puede ser el cannabis, en el mejor de los casos.
Si le preguntáramos a los jóvenes de nuestra ciudad porque hacen botellón, lo primero que dirían es que se ven obligado a ello por cuestión económica, debido al excesivo precio que cobran los locales de ocio las copas, además de que ciertos locales de ocio de la ciudad, cobran una cuota por la entrada al mismo, siendo en la mayoría de los casos ilegal, o bien, exige una edad mínima de acceso a quienes ellos les parece bien de 21 o más. Pero cierto es que si te das una vuelta por estos locales, se pueden observar perfectamente como hay menores de 18 años en estos sitios.
El adquirir alcohol en nuestra ciudad es muy fácil, diversos locales del centro se dedican a ello para los que no tienen vehículos, para los que los tienen, existen las gasolineras. Lo mismo ocurre con los locales de ocio, nadie controla aforo, medidas de seguridad, quienes entran. Todo sin ningún tipo de control de edad, ni ninguna administración se encarga de fiscalizar a quienes les venden estos productos, da igual que seas mayor o menor, la única conciencia que existe es empresarial y la de las administraciones la de mirar hacia el otro lado para beneficiar sus ventas.
El problema de los jóvenes es que los menores de 18 años no votan, los que tienen el derecho al sufragio universal, la mayoría pasan de la política, de los políticos, no votando. Los políticos al ser nuestra sociedad española mayoritariamente de edad avanza, que son los que suelen ejercer su derecho al voto, después de haber vivido una dictadura, son el colectivo al que más atención le prestan, en definitiva, nuestros políticos no solo deben de limitarse a repartir preservativos entre los jóvenes, también tienen que involucrarse con ellos ofreciéndoles alternativas en el ocio, aunque vaya en decremento de cierto sector empresarial, pero le estaríamos proporcionando a nuestra juventud un futuro con los tres pilares fundamentales para una saludable sociedad como son salud, bienestar y calidad de vida.

Escrito por Juan Francisco Vega Romero.

http://www.elfaroceutamelilla.es/content/view/39001/143/

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